La realidad quebranta nuestra naturaleza. Esta paradoja pueda que sea
la raíz de nuestra ansiedad, sin embargo hay poco que podemos hacer para
evitarla. El negocio—negación del ocio natural—implica salir de casa, amargarnos
en el tráfico, resolver problemas en el trabajo, aceptar compromisos inciertos,
callar cuando nos lastiman, tolerar decisiones injustas, y mantenernos
optimistas aun sin tener fuerzas. Estos son como callejones oscuros y sin
salida en la estructura de nuestra realidad.
La realidad quebranta nuestra naturaleza, es decir, nuestra salud mental,
emocional y física, porque pensamos de una manera, pero sentimos de otra. Este
desbalance nos causa insatisfacción y, como consecuencia, buscamos emociones
que nos restablezcan; es decir, que nos hagan sentir esa armonía que hemos
perdido. Buscamos, de cierta forma, una enmienda a nuestra condición humana dentro
de la estructura de nuestra realidad.
A lo largo de nuestra historia, hemos consumido drogas y alcohol para
enmendar este quebrantamiento. En La Odisea, los compañeros de Ulises consumen
semillas alucinógenas para olvidar su sufrimiento. Aunque la obra es ficción,
cabe reflexionar porque Homero incluyó este episodio. En los andes se chaccha
coca para aliviar malestares desde épocas precolombinas. Las drogas y el alcohol alteran nuestros
sentidos, por lo que creemos estar siendo liberados de nuestro sufrimiento. La estructura de
nuestra realidad, sin embargo, demanda que seamos más pragmáticos y menos
sensibles.
Pero también hemos ido creando espacios—como el hogar, el colegio, la
iglesia, las artes—que enmiendan a esta agresiva realidad. Hoy por hoy, el cine
encaja dentro de estos espacios que apaciguan nuestras ansiedades; nos distrae
o inspira. El director de cine Eduardo Ramos Olivera plasma estas ideas en su
ópera prima, Enmienda Estructural, al situar a Lucio, un sensible profesor de
piano, en Ica durante la época previa a la segunda guerra mundial, en medio de
trifulcas y conflictos raciales.
Quebrantado, Lucio es un alcohólico que cae en el cinismo y
desesperanza. Sin embargo Beatriz, una de sus alumnas, le ofrece un apoyo que poco
a poco lo restablece. Enmienda Estructural no es una historia de amor sino de
esperanza ante la realidad que, aunque pareciera tornarse más agresiva día a
día, realmente ha mantenido su estructura a lo largo de la historia. Los
espacios donde podemos reconectarnos con nuestra naturaleza están a nuestro
alcance. Pero debemos ser pragmáticos. Esta es la lucha que Lucio aprende a
encarar fortalecido por el cariño de Beatriz.
Enmienda Estructural no es una búsqueda del absoluto, de una idea que
nos permita entender nuestra existencia dentro de la estructura de nuestra realidad.
Eso continúa siendo un misterio. Pero sí nos inspira a reflexionar. Aunque la
interpretación de Eduardo Ramos Olivera es subjetiva, ésta inicia un diálogo
que busca entender cómo superar la dependencia al alcohol y las drogas. Los
invitamos a ver la película y ser parte de este diálogo este 22 de Abril a las
7:30 p.m. en el Centro Cultural del CAFAE-SE de San Isidro. Lima-Perú.